ODISEA DEL AUTOR – EL MAESTRO DE LA MANO NEGRA
3. Era El Elegido De Mi Familia
La vida es una lotería, nadie está libre de una pesadilla por accidente o enfermedad. De manera sorpresiva, por errores de diagnóstico, me encuentro en una situación delicada de grave enfermedad. ¿Qué hacer? No tiraré la toalla, lucharé y luciré una sonrisa cuando pueda, me adaptaré a mis circunstancias. Siempre he sido esforzado y disciplinado. Nunca me iba a rendir, lucharía, moriría con las botas puestas. Y si no puedo con mi enemigo, lo abrazaría para convivir con él.
Siempre he tenido una gran inquietud por aprender, por saber… Ahora tocaba jubilarme, continuar con mis variados proyectos para encauzar mis inquietudes, afanes y seguir disfrutando de una plácida existencia. Eso hubiera sido lo deseable para mí, el devenir normal y previsible, pero el camino que me tenía reservado el destino era diferente.
Desde mi crisálida, yo mismo y mi padecimiento nos convertimos en objeto de estudio, con un desafío lanzado al aire: existir. Con una filosofía básica: los pensamientos y las emociones juegan también un papel primordial para la curación. Hasta cuantifiqué que potenciar el ánimo y mantenerlo influía en un cincuenta por ciento para aliviar una dolencia de las consideradas incurables. Siempre fui buen alumno, disciplinado, con más voluntad que inteligencia. Me implicaba en la firme decisión de saborear los buenos momentos de cada día, dar anchura a mi existencia sin preocuparme de la largura amenazada. Cada día era un agasajo, que yo, pese a las limitaciones, podía componer cómo vivirlo con intensidad. Quería ser el conductor de mi vida y el dueño de mi destino, como el poema de Henley, “Invictus”.
Por fortuna, el camino que he recorrido sirve para mis descendientes y familiares cercanos. Ellos podrían bordear el problema sin alcanzar la temida metástasis. En un ataque de dolor, para encontrar sentido al sinsentido del padecimiento por una dura enfermedad genética, escribí: Tú eres el elegido de tu familia, por tu fuerza, paciencia, formación…, para superar este trance de resistencia física y dolor. No te dejes atrapar…Siempre podrás encontrar opciones para hallar tu equilibrio, hacer brotar la alegría y convertirte en el conductor de tu vida. Tal vez me sentía, y lo pensaba con una sonrisa, como el protagonista de Matrix, una de las películas favoritas de mis hijos. Era el elegido de mi familia para superar la prueba de mi cáncer genético: Así que aguanta, no te hundas, supera el dolor aunque sea insoportable. Relájate, respira hondo y pausado, abraza el problema, es tuyo, convive con él, no tienes más remedio.
¿Y por qué no podría ser también una oportunidad que me daba el destino para crecer como persona y alcanzar una mayor sabiduría? Hasta ahora había sido una persona con suerte. ¿Por qué la suerte me iba a ser ahora esquiva? ¿Quién sabe cuándo va a morir? ¿Lo sabes tú? Además, ¿por qué no confiar en mi sino?, ¿en conseguir una sanación, en superar el cáncer? Si hay una senda hacia la curación, yo la conseguiré. Constancia, voluntad y ánimo no me van a faltar.
Carlos Algora