ODISEA DEL AUTOR – EL MAESTRO DE LA MANO NEGRA
10. Quiero Dejar Un Trasfondo De Esperanza Y De Espíritu De Lucha
Mi novela quedó paralizada. ¿Podría terminarla? Esperaba dar a mi mujer unas instrucciones para que ella pudiera acabarla, aunque siempre he confiado en poder hacerlo yo. Mi empeño mental solo tenía una finalidad: lograr la sanación. Transcurrió más de un año desde entonces. El 2016 y el 2017 abrieron sus fauces. Sé muy bien lo que es el dolor y ello me acercó al personaje de Juan Ruiz y de tantos otros que lo sufren en la actualidad. Por encima de tanta violencia, maldad, y ante el sufrimiento humano, quiero dejar un trasfondo de esperanza y de espíritu de lucha, pese a la desazón de las historias que relato.
No obstante, la nostalgia hacía mella en mí, frente al litoral gaditano que tan bien conocía y un cielo crepuscular inmenso, ahíto con nubes de luces encendidas, rosas, violetas, azules y tonos rojizos dorados, fructificó en este poema:
Dejadme solo frente a la mar,
Que el sol dorado bañe mis pies.
Mi mirada acaricie el horizonte
Y mis ojos acuosos empapen las nubes.
¡Cuántas personalidades con la vida!
Ha tiempo un niño juguetón,
Ayer un lozano barbudo,
Hoy un viejo y maltrecho profesor.
Nostalgia de la vida que vuela,
Emoción que sacude mi ser.
Empapadme de alegría, anhelo,
Emborrachadme de paz y amor.
En mi familia lo tienen claro, ocurra lo que ocurra, no quiero dramas. Soy luchador, prefiero morir como una persona activa hasta el final. Mientras tanto, insisto, cada día es un obsequio para saborear la suerte de estar aquí y ahora. Un transcurrir corto puede encerrar una vida plena. El valor del tiempo es relativo. Unos años intensos de plenitud encierran una eternidad.
Al menos hemos logrado frenar el avance del cáncer, incluso mejoras parciales. Gracias a la increíble habilidad del doctor Manuel Cifrián, un radiólogo intervencionista quien ha logrado suavizar las lesiones de mis dos vértebras más dolorosas que estaban aplastadas. Cifrián es prudente y osado hasta el punto de recibir un aplauso del admirado equipo sanitario que asistía a la primera intervención que me realizó en Castellón por la Seguridad Social.
Para mi enfermedad he buscado, además, tratamientos naturales, sin renunciar a los convencionales. Con la ayuda de los especialistas uno llega a ser su mejor médico, por la observación de su cuerpo y las dolencias.
Sé que mi padecimiento es una carrera de fondo, por ello busco el poder de recuperarme: OPCOSEAL 00 es el tratamiento que pretendo impulsar día a día. Emplazado en la conciencia del instante con Optimismo vital, Confianza en mi destino, Serenidad interior y Alegría de vivir como ingredientes básicos, con 0 miedos y 0 ansiedad. La meditación es un magnífico regalo para mi cuerpo, a través de ella consigo la relajación y una visualización de mi proceso de sanación. Busco la complicidad de mi subconsciente, de mi conciencia espiritual, de Dios… y la ayuda de especialistas sanadores, personas en las que tengo fe e influyen para superar mi desafío. Cuando evoco mi mantra OPSEAL 00 rezo con emoción, mientras dibujo una sonrisa en mi rostro y en mi cuerpo:
Conciencia espiritual, inteligencia superior, subconsciente, Dios… Sana mis dolencias. Me veo caminar a la luz del sol; con una sonrisa ancha, sin penas, ni dolor ni miedos, con una serenidad que empapan todo mi ser.
Esa luz intensa y la sonrisa las revierto en una visualización de sanación que repasa todas las lesiones de mi cuerpo. Para finalizar, pienso en el proyecto de ese día, cómo lo dispongo y qué me ilusiona. Me emplazo como si fuese a morir pronto, qué prioridades establezco; sin angustias, como si fuese a vivir siempre, mi espíritu vital es eterno porque forma parte del Universo.
Carlos Algora
